Perezoseo largamente en el sofá
pensando en bajar del altillo las cajas de Navidad. A medida que desenvuelvo paquetitos surgen
los “ooohhh” y “ahhhh” porque no
recordaba lo que guardé en enero. En la carpeta de pendientes, siguen esperando entre otros muchos, unos
cojines con renos aplicados que aún no he tenido ocasión de hacer y un quit de panel navideño. Son tantos los quiero que siempre pierden la guerra contra el puedo.
Hace unas semanas corté para Sara
las tiras para un centro de mesa navideño y ya lo ha terminado. Es un regalo de
amigo invisible para su hermano. El centro les reunirá en torno a la mesa el
día de Navidad en una envidiable unión de lo cosido y lo cocinado con amor.
Anochece… es momento de encender
luces y velas. Suena Michael Bublé {AQUI}. La casa huele membrillos, a canela, a Navidad y a regalos anticipados.