Hablo con una amiga por teléfono.
Intento animarla. Hace un día espléndido. El sol calienta los cristales y se refleja en
la encimera. Ni una nube emborrona el cielo. Entonces por qué estar triste,
porqué llorar? Si elegimos nuestra ropa, lo que comemos, los libros que leemos…
Porqué no elegir entonces un estado de ánimo al levantarnos?. No estaría mal hacer Pilates para el alma, aquafitness para los días depres, spinning para los
problemas, poolbike para el stress, cualquier actividad que inyecte
positivismo.
En mi caso, dejo que aflore el lado práctico. Si estoy triste, duermo o pongo música. Primero, una canción triste para
vaciarme de la pena hasta que no queda nada qué llorar. Luego, una alegre que propicie “el subidón” y lista para salir a la calle: vestido de tirantes, sandalias
y mi bolso nuevo al hombro. Presiono el play,
sonrío tras las gafas de sol y ajusto el paso a Ya Rayah {AQUÍ}. Definitivamente
hace un día espléndido!!!