lunes, 28 de octubre de 2013

Tutorial de los 5 minutos

Retornan los “martes de patch” con muchas caras nuevas y echando en falta algunas otras. María nos trajo algunos de sus trabajos para ilustrar la presentación del curso. Me gusta la propuesta con la que vamos a comenzar: un cojín-manta. Probaré a hacerla con unas alegres telas de Holland Fabric que compré el año pasado. Tras unas pruebas de color, el sábado corté las piezas de la estrella.



Me propuse hacer un tutorial de mi Twirling Star, pero… para qué? Los hay tan buenos que desisto de cualquier intento. 

Prefiero concentrar mis esfuerzos en este “divertimento”. Como acto puramente lúdico, mi tutorial no tiene más pretensión que hacerle los honores al estupendo regalo que me trajo Olga el martes. Sé que la falta de acentos en las fotos hace daño a la vista pero... ese tipo de letra no lo admite.






A las personas, al igual que a las espectaculares flores de té, hay que concederles tiempo, verlas con los ojos del corazón y esperar pacientemente la transformación. No siempre resplandecen fuegos artificiales, pero… ¿quién no esconde al menos una florecilla silvestre en su interior?


lunes, 21 de octubre de 2013

Coloreando el Día a Día

La semana pasada estuvimos en el mercadillo. Yo busco tesoros en los puestos y Lola, restos de comida debajo de ellos. Las dos salimos contentas casi siempre: una cargada de bolsas y otra relamiéndose los bigotes. Las fotos prueban lo productivo de la incursión.





Los “paseadores de perros” disfrutamos del privilegio de deambular sin rumbo por cualquier lugar, sin una excusa en particular.

Pasear después de desayunar es especialmente productivo: planeo escapadas de fin de semana, nuevos proyectos de patch, practico pasos de baile, contemplo el cambio de las estaciones… Me gusta medir, día a día, cómo crecen las ramas de los árboles buscándose desde los lados del camino. Lentamente han creado una avenida porticada por la que camino erráticamente, mientras pienso en esas pequeñas cosas que transforman lo gris, en experiencia de color. A veces, incluso canto, pero muy bajito porque escucharme cantar supone una experiencia inenarrable. 

Estos paseos suelen acabar con una llamada en la que recuerdo a mi ocupado marido lo afortunados que somos. Sonríe al teléfono y quedamos para comer. Vuelvo a casa con paso ligero y Lola trotando a mi lado. En mi oído resuena un beso… qué más se puede pedir? 




lunes, 14 de octubre de 2013

The Pink Side of Life

Aprovechando unos retales en rosa, y algo de felpa que anidaba entre los montones de las estanterías, le hice a Lola una mantita el curso pasado.




Seguí un sencillo tutorial de Moda Bake Shop y la beneficiaria del experimento está encantada: se enrosca bajo su lujosa manta y probablemente sueña con mundos más justos y razonables en los que no existan primas de riesgo, paraísos fiscales, falsos EREs, recortes sociales, políticos sin alma y demás bufones de odiosa actualidad.


Dios! A veces se me olvida que éste es un blog de costura y empiezo a despotricar.
De color rosa es también el reloj que esta semana me llegó por correo. De la marca coreana Mini-World, y tan tan kitsch que me encanta. Y es que empiezo a estar cansada del frío diseño, excesivamente funcional o absurdamente no funcional.


A pesar de mis comentarios, encaro la semana con alegría porque aunque se haya pospuesto el taller de Sole programado para hoy, la semana se verá coronada con el concierto de Pink Martini en Madrid para el que tengo entradas. Parafraseando a los Monthy Pyton  cantaría eso de…  Allways look on the pink side of life





lunes, 7 de octubre de 2013

No Se Culpe A Nadie

Lo real y lo literario se funden en algunas ocasiones...  Me secaba el pelo en los vestuarios de la piscina, escuchando una samba, cuando vi por el espejo que se me acercaba presurosa, una gruesa y sudorosa señora. Farfullaba algo que los auriculares me impedían entender. Venía congestionada y ciertamente angustiada. Apagué la música tratando de entender: La pobre mujer había quedado literalmente atrapada en el traje de baño. Me costó sacarle los brazos de los tirantes y recolocárselos. No estaba muy bien, probablemente tomaba algún tipo de medicación. 

La situación en sí, me recordó un cuento de Cortázar:No se culpe a nadie”.  En él,  el personaje queda atrapado en un jersey de lana con un dramático final. La señora murmuró agradecimientos y allí me dejó; perpleja e imaginando qué otras desgracias le acontecerían al ponerse el gorro y las gafas.


Sucedió la semana pasada. Estos días, el acolchado de mis “Retales Sorpresa” está tan paralizado como la economía del país. Una maldita tendinitis en el antebrazo me ha retirado temporalmente de la aguja y el hilo.